jueves, 3 de julio de 2014

DOBLE V: VAMPIROS Y VAQUEROS

Estimada Mina:

Te escribo desde esta fría y oscura noche desde mi alcoba de otoño. Al otro lado del cristal puedo ver como las nubes se mueven tímidamente, ocultando ese mar de estrellas que titilan en la negrura del cielo a estas horas de la madrugada.

Y si te escribo ahora es porque no puedo dormir. Y si no puedo dormir es porque no logro entenderlo.

Ya sé que no te gusta que hagan chascarrillos con tu nombre. Sé que una vez propinaste un buen puntapié a un caballero de buen ver sólo por el hecho de decirte: “Con esa cara dan ganas de coger el pico y hacerse Minero”.

También recuerdo aquella otra ocasión en la que te vilipendiaron con una expresión tan de mal gusto como: “Daría todo el oro del mundo para que afiles la mina de mi grafito”. O aquella otra que te dijeron el año pasado: “Mina, agárrame la pepina”.

Pero lo que no entiendo es porque te pones tan de mal humor cuando hablo del Mediterráneo.

Pudiera ser por aquel desliz que cometí en mi viaje comercial, en el que, como bien, sabes, tuve que visitar Ibiza. Igual te has enterado que cuando fui a la casa de negocio me equivoqué y entré por error en La Ostra Azul donde me pusieron el ojal como una bola de billar (la ocho).

O quizás sea por mi viaje a Cagliari en el que tuve la fortuna de cruzarme con tu tío Ramsoir Ferdinand, el padre de tus nueve primos italianos. Bueno… la fortuna de encontrármelo, pero la suerte adversa de que el encuentro fuera en un establecimiento de hombres. De hombres para otros hombres. Y… de esto te hayas enterado ahora.

Aunque si así fuera, tampoco tiene sentido ese enfado, ese malestar. Pues ¿acaso te he preguntado yo alguna vez de donde salió esa marca que siempre llevas en tu cuello? ¿Acaso, oh maldita zorra sin piedad, he osado a cuestionar siquiera si esa mordida que siempre llevas y luces cual collar de perlas y esmeraldas en nuestras noches de gala te fue hecha por un amante vampirete de tres al cuarto? Oh, sí. Acaso creías que era tan tonto de no enterarme. Realmente habías pensado aunque fuera por un instante que no sabía de tus encuentros con ese tal Conde con tres patas.

Sólo te digo, que si fuiste al Mediterráneo para joder la marrana, puedes darte por satisfecha.

Ya todos saben de tu encuentro con la vampiresa de la vulva de color de fresa. Todos saben que lo hiciste por el amor que sientes a su creador de Marina D’Or. Y que gracias a ese gesto (y la mala fortuna) acabaste con nuestros empeños de acabar con Drácula y su primo, Frigopié.

Sin otra, se despide de ti, este morcillón que te quiere

Abraham Van Helsing de Todos los Santos.

Luego jugamos un Bang y ganó el Sheriff Gustaf gracias y junto a la inestimable ayuda de su fiel limpiacirulos y eliminaforajidos de Alguacil Letor.

10 comentarios:

  1. ¡Oh, qué gran blog!. ¡Qué gran dominio del lenguaje y sutileza y brillantez con la pluma!.

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  2. Lo que no cuentan es que a la pobre Mina la tenian mas abandonada que el desodorante de la cosa del pantano, que no tenian apenas eggs para ir a buscar a la draculina por que a ellos les iba mas el tio de la capa del ciruelo colorado pero fin ya se sabe como son los hombres...

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  3. Pero la mina de que era? de carbón? de azufre? de diamantes del rey trueno? de villanueva del río y minas?

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    1. Jajajaja. Sí, era villarroteñominera

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    3. Yo creo que Mina es de la familia Boduro. Hermana de Ana y Elena.

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    1. Sí, será lo mejor. Porque había leído "te voy a nabear". Claro, tanto Boduro... es lo que tiene.

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