jueves, 24 de julio de 2014

El Símbolo Arcano


Eran los años 20 y Jenny Barnes, Vincent Lee, Monterey Jack, Carolyn Fern y Mandy Thompson (Tigretón, Letor,Danisam, Fox y Martichi) se encontraban dando un paseito por Arkan a las 6 de la tade con to el caló.
Lo cierto es que Jenny y Mandy llegaron un poco tarde debido a que esta última había tenido que acudir al gimnasio y después a hacerse un brebaje de agua con limón para el estómago.

Se encontraron los 5 en la plaza mayor de Arkan y como estaban aburridos decidieron irse al museo a echar la tarde. Pero nada más poner un pie dentro, aquello empezó a llenarse de monstruos, objetos raros y salones paralelos. Menos mal que el grupo era muy completito y entre todos consiguieron reunir lo necesario para que no despertara el primigenio.

Al salir se encontraron con otros 4 incautos que querían entrar en el museo,y la diletante Jenny Barnes decidió volver a entrar para acompañarlos.
Este segundo grupo estaba compuesto por la Hermana Mary, Kate Winthorp, el profesor viejales Harvey Walters y la estudiante experta en combos Amanda Sharpe, quienes consiguieron también completar su misión con la ayuda inestimable de Jenny Barnes. Para ser justos, hay que decir que este grupo fue un pelín más paquete que el anterior, pero también es cierto que les tocó Azathoth, un primigenio algo más terrorífico que el primero.

Aquí unas polaroid de los investigadores:







Y las mejores:



jueves, 10 de julio de 2014

Una tarde gloriosa

Los Eruditos de Las Tierras Olvidadas (de Sirkamus), Los Tigretones (de Tiger Storm), Los Exploradores (de Martichi) ) y Seguidores de Uvlik (de Fox) se habían reunido por tercera vez en aquel día. Ahora bajo las primeras estrellas, cerca de la Colina del Jaguar.

Un de ellos empezó el rito, echando polvo de hueso astillado sobre las cenizas aún calientes del hogar. Seguidamente empezó con un cántico pausado y grave al que acompañaron a coro los demás sabios.

La preocupación en el campamento era notable. Todos seguían preocupados por la tardanza.

Demasiadas horas en las profundidades de la montaña no era una buena señal. Los mercaderes, quizás algo inconscientes del gran peligro, se frotaban las manos esperando ansiosos su vuelta que seguro estaría a rebosar de nuevos artefactos y armas a las que echarle el ojo, tasar y, a la postre,  sacar beneficio. Pero lo cierto es que se demoraba en demasía y hasta en sus ojos podía atisbarse cierto desvelo.

Cuatro héroes habían atravesado el portal. No cabía pensar que sería distinto en aquella ocasión: las mismas luces danzarinas mágicas, el mismo ambientillo de mercadeo matinal a pocos metros, los mismos cánticos de la alborada, el mismo tintineo de las herrerías, el mismo bullicio de los panaderos en sus puestos de bollos calientes y tortas de maíz dulce…

Pero lo normal era que en pocas horas, la misma danza de luces acompañara a las runas refulgentes grabadas en la piedra y ésta fuera atravesada por los valientes que ya la hubieran cruzado en pos de encontrar a Run (de Letor) y sus lugartenientes, y… sus bolsas, antes vacías, ahora estuvieran llenas de objetos.
Aunque esta vez no había danza lumínica. No había bolsas repletas. No existía la alegría del regreso.

Todas las comitivas aguardaron con ansia y siguieron obedientes y expectantes las indicaciones de sus capitanes, quienes no perdían la esperanza.

Cuando el gobernador de Téroskan había dado instrucciones a sus rastreadores para que empezaran a preparar una misión de rescate, algo sacudió la tierra. Casi instintivamente, como un sabueso gira su cabeza en pos de su presa, todos miraron el portal mágico: cada miembro de cada comitiva, cada rastreador a medio preparar, cada panadero, cada herrero… todos lo hicieron.

Y sí, las luces habían aparecido. Y tras ellas… los héroes.
Había sido duro.
Había sido largo.
Pero no había pérdidas que lamentar e incluso habían salido con menos heridas que en otras visitas más fugaces.
Y sus sacos estaban a rebosar, como en todo momento habían imaginado los mercaderes. Y sus ojos se abrieron como platos al ver los costales bien cargados y no tardaron en preparar sus tasaciones y en apilar y recontar sus monedas de cambio.

Los héroes estaban de vuelta y ahora eran más ricos y famosos.


Y hasta aquí la crónica de Letor.

A continuación, la crónica de Derleth...que aunque menos gloriosa, no tiene nada que envidiar a la de Letor:

"Los componentes de la mesa fuimos. Alban, Laeroth, Nemesis y yo.
Primero jugamos a Piratas un complicado Eurogame en el que gestionamos una naviera durante el siglo de oro, nos defendemos del ataque de fieros piratas y usamos las monedas de oro que obtenidas para comprar piezas de barco a otros jugadores.Básicamente es un juego a partir de 10 años en el que robas cartas y vas montando barquitos de colores con lo que te sale...Aunque en un principio Némesis parecía que tenía la partida controlada y además cual despiadada directiva del banco de Hierro había conseguido todo el oro, en un audaz uso de la estrategia por mi parte, que se basó en... tener suerte al robar, me dio la victoria y me fui navegando en mi flamante velero.La segunda partida la jugamos al Love letter versión Doctor Who. Fue divertido y ganó [cambiar cuando lo sepamos]--> esto me ha encantao así que lo dejo tal cual, aunque ganó Némesis lol ,  estuvimos cogiéndole el punto al juego y hubo un emocionante final en el que casi todo el mundo pudo ganar. Acuñamos la regla casera de hacer una peineta(presentar a mi amigo el dedo) para no olvidarnos de quien era inmune, somos así de salaos.Siguiente partida, Gloom. Juego muy chulo en el que llevas a una familia de individuos a los que tienes que hacer unos desgraciados para ganar. Especial mención al personaje que murió de tuberculosis debido a una dieta a base de tubérculos(el juego tiene unos puntos buenísimos). Al final volví a ganar yo, se me dio bien eso de fastidiar y amargar, quien lo iba a decir. Por cierto, las cartas son muy chulas, transparentes pero de un plastiquete raro que huele fatal y que en el futuro seguro que nos deja secuelas.En la última partida se unió Antarx y jugamos al Love Letter again. En esta éramos ya unos expertos en matarnos directamente(consultar reglas del juego para saber a que me refiero) y cual clásica partida de Lobos de Castronegro, se oyó la frase:"Oh Dios mío, han matado a Juanmi. HIJOS DE PUTA". Aunque nos matamos todos, lo de Kenny/Laeroth fue lo más celebrado por el gentío. No quería decirlo por no presumir, pero en esta volví a ganar yo. Ya se sabe, no hay dos sin tres y hay más días que ollas, o algo así...Ea pues esto fue en resumen lo que aconteció en la mesa.Aprovecho para saludar a Cleopotro, él sabe de quien hablo.




jueves, 3 de julio de 2014

DOBLE V: VAMPIROS Y VAQUEROS

Estimada Mina:

Te escribo desde esta fría y oscura noche desde mi alcoba de otoño. Al otro lado del cristal puedo ver como las nubes se mueven tímidamente, ocultando ese mar de estrellas que titilan en la negrura del cielo a estas horas de la madrugada.

Y si te escribo ahora es porque no puedo dormir. Y si no puedo dormir es porque no logro entenderlo.

Ya sé que no te gusta que hagan chascarrillos con tu nombre. Sé que una vez propinaste un buen puntapié a un caballero de buen ver sólo por el hecho de decirte: “Con esa cara dan ganas de coger el pico y hacerse Minero”.

También recuerdo aquella otra ocasión en la que te vilipendiaron con una expresión tan de mal gusto como: “Daría todo el oro del mundo para que afiles la mina de mi grafito”. O aquella otra que te dijeron el año pasado: “Mina, agárrame la pepina”.

Pero lo que no entiendo es porque te pones tan de mal humor cuando hablo del Mediterráneo.

Pudiera ser por aquel desliz que cometí en mi viaje comercial, en el que, como bien, sabes, tuve que visitar Ibiza. Igual te has enterado que cuando fui a la casa de negocio me equivoqué y entré por error en La Ostra Azul donde me pusieron el ojal como una bola de billar (la ocho).

O quizás sea por mi viaje a Cagliari en el que tuve la fortuna de cruzarme con tu tío Ramsoir Ferdinand, el padre de tus nueve primos italianos. Bueno… la fortuna de encontrármelo, pero la suerte adversa de que el encuentro fuera en un establecimiento de hombres. De hombres para otros hombres. Y… de esto te hayas enterado ahora.

Aunque si así fuera, tampoco tiene sentido ese enfado, ese malestar. Pues ¿acaso te he preguntado yo alguna vez de donde salió esa marca que siempre llevas en tu cuello? ¿Acaso, oh maldita zorra sin piedad, he osado a cuestionar siquiera si esa mordida que siempre llevas y luces cual collar de perlas y esmeraldas en nuestras noches de gala te fue hecha por un amante vampirete de tres al cuarto? Oh, sí. Acaso creías que era tan tonto de no enterarme. Realmente habías pensado aunque fuera por un instante que no sabía de tus encuentros con ese tal Conde con tres patas.

Sólo te digo, que si fuiste al Mediterráneo para joder la marrana, puedes darte por satisfecha.

Ya todos saben de tu encuentro con la vampiresa de la vulva de color de fresa. Todos saben que lo hiciste por el amor que sientes a su creador de Marina D’Or. Y que gracias a ese gesto (y la mala fortuna) acabaste con nuestros empeños de acabar con Drácula y su primo, Frigopié.

Sin otra, se despide de ti, este morcillón que te quiere

Abraham Van Helsing de Todos los Santos.

Luego jugamos un Bang y ganó el Sheriff Gustaf gracias y junto a la inestimable ayuda de su fiel limpiacirulos y eliminaforajidos de Alguacil Letor.